Redacción. Madrid
Cerca de 15.000 hombres son diagnosticados cada año en España de cáncer de próstata, y de ellos, cerca del 50 por ciento son sometidas a una prostatectomía radical que, tras la extracción completa de la próstata a través de cirugía, permite liberar al paciente del tumor. Tras este proceso, muchos experimentan incontinencia urinaria y disfunción eréctil, dos complicaciones con un alto componente social que dificulta en gran medida la calidad de su vida.
Entrada del MD Anderson Cancer Center de Madrid.
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Para resolver todas las dudas y dar a conocer las posibilidades terapéuticas de estas dos complicaciones, MD Anderson Cancer Center Madrid, en colaboración con la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), ha celebrado la I Jornada de Urología sobre Incontinencia Urinaria y Disfunción Eréctil dirigida a pacientes.
En la actualidad, la incontinencia urinaria afecta en torno al 25% de los hombres sometidos a una prostatectomía radical. De ellos, más del 20% presenta la llamada incontinencia socialmente aceptable, “que supone la utilización de una compresa diaria”. Sin embargo, entre un 2-3% conviven con una incontinencia urinaria severa que condiciona en gran medida la vida del paciente”, explica el Dr. Carlos Núñez, jefe del Departamento de Urología del MD Anderson Cancer Center Madrid.
Respecto a los casos de disfunción eréctil, la cifra es muy variable dependiendo del tipo de cirugía que se aplique en función de las características de cada tumor. Pero a la hora de hablar de datos de recuperación, el Dr. Núñez adelanta: “en aquellos pacientes en los que podemos preservar los dos nervios erectores que van paralelos e íntimamente adheridos a la próstata, lo que llamamos técnicas de preservación neurovascular, podemos tener una recuperación de hasta en un 70-80%”.
Por esta razón, el principal objetivo de esta charla es el de concienciar a los pacientes de la importancia de perder el miedo o la vergüenza a hablar de su situación y de informar sobre las diversas soluciones terapéuticas que existen a día de hoy. “Curiosamente, los pacientes que más demandan tratamiento son los que más información tienen. Muchos dan por hecho que estas secuelas son irreversibles, pero en cuanto se informan sobre las posibilidades de tratamiento, la inmensa mayoría demandan una solución”, indica el Dr. Núñez.
“Existe una tendencia generalizada a pensar que las secuelas del cáncer de próstata son irreversibles y que todos los pacientes van a padecer disfunción eréctil e incontinencia urinaria el resto de su vida. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la gran mayoría de los pacientes se recuperan de estas complicaciones y disfrutan de una calidad de vida plena”, advierte el experto.
Tratamientos sencillos y personalizados
A la hora de valorar si someterse o no a las técnicas de recuperación, los principales miedos de los pacientes se centran en la agresividad de los tratamientos y en el propio hecho de tener que pasar de nuevo por el quirófano. “Los pacientes siempre piensan que va a ser igual que la prostatectomía y, sin embargo, las cirugías para corregir estas secuelas son mucho más sencillas”, concreta Núñez.
Para revertir la incontinencia urinaria existen diferentes métodos según las necesidades de cada paciente. En los casos más leves, un tratamiento mediante fisioterapia, con o sin electroestimulación del suelo pélvico, puede ser suficiente. “Para los casos más complicados existen técnicas un poco más agresivas, como la colocación quirúrgica de cabestrillos suburetrales, parecidos al tratamiento que actualmente se emplean en mujeres con incontinencia urinaria leve. En los casos más severos optamos por la colocación de un esfínter artificial”, detalla el especialista del MD Anderson Cancer Center Madrid.
En cuanto a la disfunción eréctil, la complicación de los tratamientos también varía en relación a la severidad de los síntomas. En palabras del doctor: “en general, oscilan desde un tratamiento con fármacos orales, que estimulan el deseo sexual del hombre, hasta la colocación de una prótesis de pene, pasando por inyecciones que producen la erección o dispositivos de vacío que logran recuperar la actividad sexual del paciente”.
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